La fe de que esto es azul

 

Suzanne Valadon, El cuarto azul, 1923

 

Me he permitido una cierta ambigüedad (y poesía) al bautizar el tema de este mes. La fe de que esto es azul solo describe el proceso de construcción del mundo: nos hemos puesto de acuerdo en nombrar ciertas cosas y asociarlas a unas características que llamamos objetivas, todas me entendéis cuando digo que esta palabra es azul o que estoy contenta. Así pues, somos capaces de  comunicar y comprender tanto aquello que podemos percibir por los sentidos como lo que pertenece al mundo de las ideas abstractas.

 

Pero si lo pensamos con mente de “charlasana”,  todo esto, al final, es cuestión de fe. No es nada más que una ficción compartida y aceptada por todas.

 

Lo que aprendemos en los primeros años de vida se asimila como normal e incuestionable, como pasa con el color azul. Recordemos que normal viene de la palabra norma, cuya definición es “regla que se debe seguir o a la que se deben ajustar las conductas, tareas, actividades, etc.” Con lo cual, si queremos operar con normalidad en este mundo, debemos seguir la norma.

Es verdad que necesitamos de ciertos acuerdos para facilitar la operativa del día a día, sería absurdo ir en contra de eso, pero estar acostumbradas a esta línea de pensamiento nos predispone para reproducirlo cuando nos planteamos escenarios más complejos.

Lo importante de esta introducción al tema del mes es encender el botón del pensamiento propio. Quizás te ayuden estas preguntas:

  • ¿Cómo de adaptada/o estás a esta sociedad?

  • ¿Cuál es tu posicionamiento ante lo que ocurre en el mundo?

  • ¿Decides activamente esa adaptación y posicionamiento o dejas que llegue por inercia?

Krishnamurti decía: “no es síntoma de buena salud estar adaptada/o a una sociedad profundamente enferma”

Krishna en el Bhagavad Gita habla del dharma (la misión personal) por encima de la inacción, la pasividad o la inercia.

Patanjali estableció los yamas como los votos poderosos y universales, donde la compasión, la veracidad o la falta de odio y envidia establecía normas para una sociedad (o quizás es mejor decir “para una comunidad”) más justa y libre de sufrimiento.

Lo que te están diciendo estos tres personajes es ¡actúa!. Y hazlo desde un criterio que requiere estar despierto y cuestionarlo todo. Y precisamente por hacerles caso he tenido que escuchar infinidad de veces eso de que no parecía profe o practicante de yoga, porque las yoguis no se enfadan nunca, no se quejan y siempre están en equilibrio y armonía (sinceramente, me imagino a alguien así y me parece espeluznante). Esto son solo tópicos y malinterpretaciones del yoga.

 

El yoga te invita a habitar la incomodidad, a transformarte. Lo que no se mueve, está muerto, falto de vida y energía. Así que los yoguis tenemos escrito en nuestro dharma la voluntad de cambio y mejora, de dentro hacia afuera, como individuos, como parte de un todo social y de una esencia universal.

Si te ha interesado esta apertura del tema del mes, cada lunes a las 17:30h y cada jueves a las 19h, charlasanas en las clases con Raquel (conmigo) 🙂

 
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