Pratyāhāra

 

yama niyam āsana prāṇāyāma pratyāhāra dhāraṇā dhyāna samādhayo 'ṣṭāv aṅgāni

|| Yogasutra 2.29 ||

Los ocho miembros o angas son: Yama (restricción), Niyama (observancia), Āsana (postura), Prāṇāyāma (control de la respiración), Pratyāhāra (restricción de los sentidos), Dhāraṇā (fijación), Dhyāna (meditación) y Samādhi (absorción). 


 
 

Iniciamos el 5º mes dedicado al Astangayoga propuesto por Patanjali hablando de Pratyāhāra, la restricción de los sentidos. Antes de empezar, puedes revisar los otros temas del mes para ponerte al día.

Astangayoga es un camino que va de lo externo hasta lo interno. La propuesta de Patanjali para conquistar el estado de Yoga es iniciar un camino hacia adentro. Este viaje empieza, sin embargo, con el refinamiento del comportamiento hacia afuera, hacia los demás y como individuos que formamos parte de la sociedad.

Es en Pratyāhāra cuando el practicante modifica la dirección de sus intenciones y técnicas. Este peldaño del Astangayoga funciona como bisagra o “puerta giratoria” para desarrollar capacidades internas más sutiles.

 
 

svaviṣayāsaṃprayoge cittasvarūpānukāra ivendriyāṇāṃ pratyāhāraḥ

|| Yogasutra 2.54 ||

Pratyāhāra es cuando los órganos de los sentidos, la mente y la consciencia se retiran del mundo externo para ayudar a la mente en su búsqueda interna.

 

En el día a día los sentidos nos conectan con la experiencia del entorno. A través de ellos percibimos el mundo y respondemos ante él. Este proceso de interacción con lo que nos rodea pasa por varias fases, siendo la del análisis una de las más significativas en relación a las teorías de Patanjali: según la experiencia individual, cada personas se siente atraída (rāga) o crea rechazo (dvesa) ante un estímulo. En los Yoga Sutras, esta dualidad simplista ante la complejidad del mundo es una de las causas del sufrimiento primordial (klesa) y una de las 5 maneras de conocimiento erróneo (viparyaya).

Sin embargo, necesitamos seguir operando en el mundo, interactuar y tomar decisiones. La capacidad de la mente para analizar, comparar, responder, etc. es valiosísima, ya que sin ella no podríamos enfrentar la vida cotidiana. El problema aparece cuando estamos sumergidos en un entorno rebosante de estímulos que nos llevan a la identificación inadecuada.

Como poner la mente “ a dieta”

Para poder dar una respuesta más sosegada y eficaz ante las situaciones de la vida, debemos propiciar espacios de vacío mental. Existe un gran mito que dice que meditar es “poner la mente en blanco” y muchas personas realmente creen que si se apuntan a yoga o empiezan un programa de meditación conseguirán parar la mente. No conozco a nadie que siguiendo ese plan haya conseguido su objetivo.

Desarrollar la capacidad que propone la técnica de Pratyāhāra implica, primero, que la mente “pase hambre” y, como ocurre en las dietas, muchas veces hay un “efecto rebote” que puede evitarse con un cambio de hábitos.

El alimento de la mente son los pensamientos que surgen de la experiencia directa con el entorno y de las historias que construimos a partir de ellas. Una manera de cambiar los hábitos de la mente es controlar la respuesta de los sentidos ante un estimulo. Cuando nos dejamos llevar por un estímulo que nos aporta gratificación o placer, automáticamente almacenamos esa experiencia y buscamos repetirla cuantas más veces y cuanto antes mejor. Satisfacer todos los deseos que recibimos a través de los sentidos nubla nuestra capacidad para tomar decisiones inteligentes y experimentar las situaciones con discernimiento y la mayor objetividad posible.

Practicar Pratyāhāra cambia la tendencia de la mente. Pratyāhāra implica renunciar (vairāgya) a satisfacer los deseos que llegan a través de los sentidos. Cuando no hay movimiento de los sentidos, no hay movimiento mental y nos acercamos a un estado de Yoga, aunque sea solo por unos instantes.

Esa experiencia fugaz es el primer paso del largo camino, pero ya hemos puesto un pie en él.

En una segunda fase, además de no reaccionar ante los estímulos, debemos concentrar los sentidos hacia el interior. Aquí se inicia el viaje hacia el conocimiento de la verdadera naturaleza, del Ser que propone el Astangayoga.

Algunas técnicas de yoga apoyan la práctica de Pratyāhāra. Pueden ser āsana, mudra u otras técnicas de concentración desarrolladas y popularizadas mucho más tarde que los Yoga Sutras, pero basadas en sus objetivos y enseñanzas.

En estas ilustraciones medievales pueden verse algunas imágenes de yoguis tapándose los oídos (literalmente aislando los sentidos) o en posturas que se recogen sobre sí mismos. Es una manera de desarrollar Pratyāhāra en la práctica para aplicarla después en al cotidianidad.

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